Su filosofía, en bodega, pasa por el máximo respeto a la uva y con la mínima intervención en los vinos, sin utilizar ningún tipo de aditivo exceptuando sulfuroso en dosis moderadas. Embotellan sin clarificar y con filtrado de desbaste buscando preservar, en su máxima expresión, la propia personalidad de cada vino.
La vendimia la desarrollan de forma escalonada, en función a la maduración de cada viñedo. Hacen una selección de racimos en viña y la transportan a la bodega en cajas de 15 kg. evitando roturas y derrames de mosto.
Fermentan cada viñedo por separado buscando su propia identidad. Sólo desfangan el mosto que va a fermentar en inox, en barrica los mantienen sobre sus lías. La madera que utilizan es roble francés con un mínimo de cinco usos y con un volumen entre 400 y 2.200 litros. Cada depósito fermenta con sus propias levaduras, sin usar pie de cuba que pudiera homogeneizar los vinos. Los vinos los mantienen sobre sus lías con batonage semanal hasta que se decida cuando embotellar.
Les gusta buscar nuevas ideas en la forma de elaborar de antaño. Por eso, en tintos, están volviendo al pisado de la uva como forma de romper el grano más suave, sin dañar el raspón, evitando el aporte de verdores y astringencia a los vinos, la recuperación de las mezclas de uvas tradicionales en cada parcela o el uso de las maderas de castaño.